Por Carolina González (MadridTeatro en CeroPretensiones)
La jornada comenzó a las cinco de la tarde, con la lectura del pregón, en la Casa Lope de Vega, por el dramaturgo Francisco Nieva. El discurso concluyó otorgando carta blanca a los artistas: “el teatro es libertad plena, con las formas decantadas del arte”. Fue, por tanto, el pistoletazo de salida para que cientos de artistas desnudasen sus yoes en escena.
Para promover la participación del público, muchas de las salas redujeron el valor de las entradas, algunas con descuentos de hasta un 50%. Aunque en las colas para entrar a los teatros fueran muchos los que habían comprado su entrada con días de antelación y, por tanto, sin descuento.
Por su parte, la calle de Fuencarral fue una de las paradas más asistidas. Allí tuvo lugar una cabalgata barroca, por Morobia Teatro, y más de veinte espectáculos de breve duración e interacción con el público, en seis escenarios diferentes entre las estaciones de metro de Quevedo y Bilbao.
Allí acudió, por la tarde, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que se vio obligada a abandonar el lugar en cuestión de minutos, después de que muchos actores y público, allí congregados, la increpasen con insultos y voces a coro como “¡fuera, fuera!”, “¡no a la privatización!”, “¡sanidad pública!”, o “¡Aguirre te quiero, Aguirre te adoro, tengo tu foto en el inodoro!”.
Percances aparte, el evento fue seguido de cerca por el consejero de Cultura, Deporte y Turismo, Santiago Fisas. En una de sus paradas, el político se encontró con los actores de la obra “Mentiras, Incienso y Mirra”, representada desde hace unos meses en el Teatro La Latina. Entre brindis, declaró “esperemos que hoy no sea un día excepcional y que la gente venga al teatro todos los días”. Al mismo tiempo, en ese mismo enclave, la periodista Patricia Ortega de Elpais.com preguntaba a la taquillera del teatro por la asistencia del público en un día tan señalado: “para la sesión de la tarde no hemos vendido más entradas de las que pudimos haber vendido el viernes pasado. Para la sesión de las 22.30, sin embargo, hemos vendido algunas más. Algo se nota”.
A las siete se celebró, en la sede de las Artes Escénicas de la Comunidad de Madrid, la conferencia “Cuatro Miradas sobre la escena europea”, en la que Albert Boadella, director artístico del teatro y miembro del grupo Els Joglars, reflexionó sobre “la dificultad para mantener la excelencia del arte dentro de la ensalada a la que se denomina cultura”. Sin embargo, aseguró, "el teatro goza de buena salud".
Para el dramaturgo catalán no hay crisis que afecte a este sector. Y es que cuenta con dos factores clave que aún hoy el público sigue apreciando y demandando: el ritual y el riesgo del directo. Las cifras que recoge la SGAE así lo corroboran: el pasado año, el número de espectadores en los teatros madrileños ascendió a dos millones. Según declara la sociedad de autores, los espectadores siguen teniendo en cuenta el teatro dentro de sus actividades de ocio, fundamentalmente, porque "las obras no pueden descargarse de la red".
Goce de buena salud, o tenga una mala salud de hierro -como prefieren decir otros-, el sentido de este homenaje trasciende lo material. La celebración del Día Mundial del Teatro se propuso en 1961 en el noveno congreso del Instituto Internacional de Teatro, creado dos años después del final de la segunda guerra mundial, con la clara intención de establecer, mediante las artes escénicas, lazos permanentes de solidaridad y comprensión entre los países.
Desde entonces, una personalidad del mundo del teatro se elige por su reconocido trabajo en las artes y la solidaridad para escribir el Mensaje Internacional, traducido a decenas de idiomas y leído ante millones de espectadores en todo el mundo. Este año, ha sido el dramaturgo y director de teatro brasileño Augusto Boal el que ha tenido tal honor.
Hace unos años, Nelly Garzón, por aquel entonces directora de la Federación de Ateneos de Venezuela -instución de apoyo en pro del desarrollo sociocultural de las comunidades-, acertó al describir en el mensaje local de 2008, en lo que a teatro se refiere, la existencia de una dimensión donde los hombres de todas las razas y credos han expresado -y expresan- sus angustias visionarias, sus protestas y sus ideales.
En definitiva, aunque muchas voces aleguen que las nuevas tecnologías han invadido la escena y aplastado la dimensión humana, lo cierto es que el teatro ha conseguido rediseñarse y adaptarse a los nuevos tiempos, llegando a realizar teatro sin luz, sin palabras o, incluso, sin actores. Ahora bien, hasta el día en el que el debate sobre la realidad del teatro concluya, CeroPretensiones prefiere quedarse con una de las frases más escuchadas a los largo de la pasada jornada teatral: ¡viva la salud de hierro del teatro!
Sieeeempre me quedo con ganas de ir a la noche de los teatros... ¡a ver si el año que viene puede ser!
ResponderEliminarPero, sin duda, lo que más me gustaría haber presenciado es lo de Esperanza Aguirre... a quién se le ocurre meterse en la boca del lobo...
Pilar